sábado, 11 de diciembre de 2010
SIN IDEAS
El único objetivo de Sir Humphrey Appleby, el Secretario Permanente en la famosa serie “Sí, Ministro”, era evitar que los ministros que iban sucediéndose se entrometieran demasiado en la labor de gobernar, oponiéndose a cualquier iniciativa política. Para ello aplicaba, según iba pasando la legislatura, una serie de tácticas dilatorias que son todo un compendio de qué hacer para no hacer nada: dudar de la vía adecuada para poner en marcha los proyectos, crear comisiones de consulta, exigir farragosos informes técnicos, sugerir concursos de ideas, no emprender algo que menoscabe la autonomía del gobierno siguiente… Una estrategia denominada ‘Inercia Creativa’ que pone contra las cuerdas al ingenuo James Hacker, venido al cargo de Ministro con un paquete de buenas intenciones.
En el Ayuntamiento de nuestra ciudad está pasando algo parecido, pero al revés: aquí son los responsables políticos quienes se han puesto en la piel del burócrata funcionario y emplean sus mismas tácticas para pasar el calvario de esta legislatura, para hacer como que se hace haciendo lo menos posible, bien porque se han quedado sin recursos, bien porque no quieren comprometerse con decisiones que puedan ser contestadas, bien porque no saben qué hacer, porque no tienen criterios definidos.
Tenemos ejemplos para todos los gustos, y aquí van algunos de ellos:
Parque de San José: iniciativa política de primer orden en los sucesivos programas de gobierno. Ha pasado otra legislatura y todo sigue igual. Lo único que se tiene es el nombre, Parque de los Niños, y la forma utilizada para capear la situación es el manoseado concurso de ideas para que los niños del barrio digan la suya… a seis meses de las elecciones.
La fábrica Dávalos se convertirá en centro de ocio para jóvenes, decía su propuesta electoral. El socorrido concurso de ideas entre los jóvenes fue igualmente la estrategia utilizada por la señora concejala para no emprender acción alguna. Eso sí: la iniciativa del concurso se presentó con la correspondiente publicidad y folleto explicativo, pero sin apuntar ni la más mínima idea ni explicitar ningún criterio. No se ha sabido nada de las sugerencias aportadas y mucho nos tememos que, con las nuevas propuestas del sector comercial, todo quede en el olvido.
Y de La Pérgola, ¿se dice algo? Ante la proposición de una de las asociaciones de comerciantes la respuesta es simple: ni sí, ni no. Se anuncia otro concurso de ideas para pasar página. No es momento para posicionarse, menos aún para comprometerse.
Esta es la forma de afrontar los problemas el PP de Castellón. De las cuestiones sobre las que debe pronunciarse, ni pío; de las que dependen del gobierno central, machaque permanente, aunque se esté avanzando en esta legislatura, a pesar de los pesares, más que en otras pasadas bajo la égida de Aznar. No en balde sus dirigentes ya han anunciado cuál será el núcleo de su programa, basado en un discurso emocional, huérfano de toda racionalidad, populista y demagógico: la eterna y falsaria reivindicación del ‘agua para todos’, el AVE, la autovía de Aragón a la costa, la liberalización de la autopista o los accesos al puerto por el sur. Más de lo mismo, y de iniciativa propia, el limbo.
Los socialistas tenemos un proyecto para la ciudad, y nos hemos pronunciado en repetidas ocasiones sobre los temas que preocupan a la ciudadanía. No se trata de poseer un discurso cerrado, sino de ofrecer alternativas serias para que sean valoradas. Gobernar es tomar decisiones, ‘mojarse’ y tratar de convencer a los demás con argumentos. Así se construye la auténtica participación, sin imposiciones, pero con liderazgo.
No hay que ir muy lejos para conocer nuestra posición sobre estos tres ejemplos citados: sólo hay que consultar el programa elaborado para la legislatura actual, que está al alcance de todos. Mil propuestas y un modelo de ciudad que se está actualizando para adecuarse a los nuevos retos. Y si, como en el caso de la fábrica Dávalos, surge un planteamiento más ambicioso y más acorde con las necesidades actuales de la ciudad, hay que estar en disposición, sin ambages, de reconsiderar las propuestas iniciales y buscar el acuerdo.
Pero el que está desnudo de ideas es incapaz de construir consensos.
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