sábado, 2 de abril de 2011

SEGORBE: UN NUEVO LIDERAZGO PARA GANAR EL FUTURO


La última vez que estuve con Olga Raro, en un encuentro casual en Segorbe, hablamos de la necesidad que percibíamos de que nuestra ciudad pasara página a tantos años de un gobierno municipal que, con el tiempo, había perdido pulso, adolecía de falta de empuje para afrontar nuevos retos y de conexión con la gente. Se le veía acomodado, sin ese punto reivindicativo que tanto ha necesitado nuestra ciudad, y se había escorado cada vez más hacia esos modos de ejercer el poder tan propios de la derecha valenciana.

Echamos la vista atrás, repasamos lo que había ocurrido en los últimos años, para bien y para no tan bien, los cambios urbanos, en los servicios, en las infraestructuras, en las nuevas formas de convivencia, y coincidimos en una misma idea: Segorbe había culminado una etapa, se cerraba un ciclo y debía prepararse para un nuevo periodo; y eso que entonces, en aquel encuentro, la crisis se veía lejana y sus graves consecuencias estaban por llegar.

Y recuerdo también que hablamos de la necesidad de ilusionar a la sociedad segorbina con nuevos líderes, con nuevos mensajes, con nuevos modos de gobernar. En Segorbe era más necesario que en otras ciudades, si cabe, un proyecto capaz de trascender los reductos de partido para, desde una perspectiva progresista, implicar a los colectivos sociales y las personas en un proyecto colectivo de ciudad. Aire fresco para un ambiente demasiado brumoso y hasta viciado.

Hace tan solo unas semanas asistí al aniversario del fallecimiento de Olga, y nuevamente acudieron con otros muchos, de amigos, de compañeros, de toda una vida, estos recuerdos que relato. Parece que a los que estamos entrados en años son los recuerdos lo que nos llena la existencia, siempre mirando atrás.

Sin embargo, en ese mismo acto cuajado de memoria y de pasado se me alumbró con nitidez esa aspiración de futuro que compartí con Olga. Allí, a caballo entre el sentido relato de Tomás Polo y la fortaleza ética de Francesc Colomer, se nos presentó el mejor de los homenajes que podíamos darle a nuestra querida alcaldesa y, por ende, a la sociedad segorbina: liderado por Miguel Ángel Guillén, nos anunció un proyecto sólido, lleno de fuerza y juventud para gobernar el municipio. Un proyecto progresista y renovado abierto a la sociedad, con un equipo de personas de gran valía profesional de diferentes sectores e implicados en una idea común: dar un nuevo impulso a la ciudad. Junto a Miguel Ángel, algún compañero desde hace muchos años pero, sobre todo, rostros nuevos de jóvenes con todo el futuro por delante.

Quizá muchas personas de Segorbe conocen a Miguel Ángel por su participación activa en las Entradas de Toros y Caballos, pues es caballista habitual de esta inigualable fiesta desde hace bastantes años. Es ésta su particular forma de implicarse en la fiesta, en su afición a los toros en su dimensión más noble: ser protagonista de la unión de tres elementos cuyo resultado es la belleza de los encierros: pericia, plasticidad y riesgo.

Sin embargo, su actividad profesional, como profesor de Derecho Público de la UJI, es menos conocida, y menos aún su experiencia en la gestión pública como técnico superior de la Generalitat. Dos facetas de su vida que le permiten afrontar los compromisos individuales y colectivos con un inestimable soporte argumental, en el que el respeto a la ley y el valor de la justicia son siempre puntos de referencia. En estos tiempos en los que la gestión de los intereses públicos deja tanto que desear en tantos ayuntamientos y en la Generalitat; en los que el respeto a la legalidad ha dejado paso en tantas ocasiones al clientelismo, al subterfugio, cuando no al trapicheo y a las corruptelas, son cualidades ineludibles para quien quiere hacer de la regeneración de la ética política su bandera.

La faceta de su compromiso político es la que más conozco, desde sus inicios en el grupo de jóvenes socialistas allá por los años ochenta. Últimamente, hemos compartido un proyecto común en la ciudad de Castellón, desde el diálogo y el consenso, para abordar estos tiempos tumultuosos con coherencia y sensatez. Ha sido uno de los pivotes de referencia, junto a su mujer, Amparo Marco, a la que también admiro.

Pocas veces pueden concitarse en una persona con vocación pública características tan valiosas: juventud, formación académica, experiencia en la gestión pública, trayectoria política, compromiso ético y social… y una fuerte dosis de optimismo y de vivir lo mejor que ofrece la vida. Estas son las claves de este segorbino y de su equipo para dar a su ciudad, que es la mía, un nuevo impulso.