domingo, 28 de diciembre de 2008

SI EL CLIMA FUESE UN BANCO...


Pasa su ecuador la esperada cumbre de Copenhague, donde se han reunido representantes y mandatarios de mundo entero, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, para debatir las propuestas que deben evitar – o cuanto menos, retrasar – el calentamiento global del planeta.

Lejos quedan las convenciones de Río y Kyoto de los 90 que vaticinaron lo que hoy es una realidad irrefutable: que nuestra delgadísima capa atmosférica es incapaz de absorber las emisiones de gases nocivos, sobre todo CO2, producidos por la actividad humana, generando una carcasa gaseosa, un auténtico invernadero que captura y retiene el calor solar. Y desde entonces este problema del calentamiento, a pesar de las terribles evidencias, a pesar de los gestos de algunos líderes mundiales y las buenas palabras, se ha agravado de tal forma que las recomendaciones de entonces son ahora inaplazables urgencias.

El mundo occidental, enfrascado en la actual crisis económica, asiste a esta nueva cumbre sobre la crisis climática con el ánimo descompuesto. Una buena parte de la sociedad poco sabe de lo que allí se cuece, y entre los informados son más los escépticos que los esperanzados. Pocos son optimistas y muchos los radicalmente defraudados: no les faltan razones a estos activistas, porque el clima, dicen, no es un banco. Si lo fuera, como reza una de las consignas que aglutinan a los militantes ecologistas por la red, ya lo habrían salvado.

Dos son los grandes objetivos propuestos en esta cumbre: determinar cuotas de responsabilidad en la actual degradación a fin de establecer las correspondientes compensaciones financieras hacia los países del Sur que deben luchar contra las catástrofes climáticas y concretar un calendario que obligue legalmente a los Estados a reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero, incluyendo a los dos países más contaminantes, EE. UU. y China.

Dos objetivos que deben asumir los países del Norte junto a otro reto no menos crucial, consolidar un cambio de modelo económico que no valore el beneficio sin determinar los costes ecológicos ni el despilfarro de los limitados recursos.

El problema es de todos y cada cual debe asumir sus responsabilidades. El presidente Zapatero así lo ha entendido, y ha acudido a la capital danesa con su proyecto de ley de economía sostenible bajo el brazo, que recoge una buena cantidad de propuestas que apuntan en esa dirección. Somos realistas: aún está por concretar, falta mucho que desarrollar y debe ser socialmente aceptada; pero el hecho es que es un gran paso en la buena dirección.

El problema es de todos, también de los responsables de los gobiernos locales, porque al ser los más próximos a los ciudadanos, con mayor eficacia pueden impulsar políticas que incidan en los buenos hábitos individuales y colectivos. Por eso el Partido Socialista, en su programa para la ciudad de Castelló tiene asumido un compromiso de gran calado: configurar, con la participación de los agentes y movimientos sociales, un plan integral de sostenibilidad para la ciudad, con el objetivo de que Castelló se sume a las exigencias de las ciudades verdes, sin perder su potencial productivo. A pesar de que el verde es el color del distintivo de su bandera, está en la cola del ranking español.

No se trata sólo de incrementar las superficies de arbolado y de parques, de poner en valor nuestras zonas con mayor riqueza medioambiental o de impulsar ordenadamente el uso de medios de locomoción no contaminantes, todas ellas medidas ineludibles, sino de integrarlas en un proyecto estratégico junto a otras no menos necesarias: un plan para el mayor aprovechamiento de las viviendas, para reducir la contaminación lumínica, el consumo de energía eléctrica y de los gases emitidos por la circulación rodada; incrementar de forma sensible la utilización de energías renovables y la cogeneración de electricidad; sanear nuestra red de suministro de agua potable, extender a toda la ciudad el depósito selectivo de residuos, dotarnos de nuevos ecoparques más próximos y accesibles o impulsar campañas educativas en los centros escolares. En esa tarea estamos.

sábado, 27 de diciembre de 2008

OCIO Y TASCAS: UN PROBLEMA ATASCADO


Como era previsible, la cada vez mayor aglomeración de jóvenes en la reducida zona de las tascas del centro de Castellón ha devenido en un conflicto con el vecindario el cual quiere – con razón – que sus derechos sean respetados. La declaración por sentencia judicial de zona acústicamente saturada ha obligado a imponer restricciones que, de ser respetadas, podrían generar un conflicto social del mismo tenor que el padecido en otras ciudades. Esperemos que, en nuestro caso, impere la cordura y el sentido cívico de todos, y no caigamos, como sugiere el edil responsable, en un enfrentamiento entre ciudadanos.

Cuando la costumbre trasgresora se hace norma y se evidencia semana a semana y año tras año una pasividad cómplice de la autoridad, no hay norma que pueda hacerse respetar y los responsables políticos deben manejar un problema de difícil solución y con altos costes sociales.

Somos conscientes de la dificultad de armonizar los intereses legítimos de los tres sectores implicados: los jóvenes tienen todo el derecho a disponer de zonas de ocio para su esparcimiento y desarrollo social, en unos horarios poco compatibles con los de los demás; los empresarios del sector quieren hacer valer el suyo propio de rentabilizar su negocio, más cuando han realizado, como en este caso, importantes inversiones, y el resto de ciudadanos – los residentes de estas zonas, aunque son escasos, en mayor grado – a vivir con la misma tranquilidad que cualquier otro ciudadano.

Para conciliar estos intereses y organizar la convivencia se establecen leyes y se promulgan ordenanzas cuya efectividad está en proporcionalidad directa con el grado de consenso y participación democrática alcanzado en su aprobación. Y a esta asunción de la norma debe seguir el compromiso de su cumplimiento.

Pero todos sabemos que, siendo necesaria la regulación, no es ni mucho menos suficiente: debe ir acompañada de políticas decididas y proyectos coherentes que, en este caso, han brillado por su ausencia. La juventud de Castellón lleva años esperando que los gobernantes locales atiendan sus intereses, les pongan sobre el tapete un programa que les permita desarrollar sus inquietudes, estimular sus capacidades y diversificar la oferta de actividades de ocio.

El PP, desde sus posiciones ultraliberales de dejar hacer y amagar el gesto cuando no ve en él rentabilidad electoral, es el responsable de la situación actual y, además de su obligación de asegurar el cumplimiento de las ordenanzas municipales, debe ofrecer soluciones, las cuales, obviamente, van más allá de colocar unos toldos como ha sugerido el concejal.

Alguien podría sugerir que en estos temas en los que un colectivo numeroso ve amenazadas sus opciones, el partido socialista debería guardar un prudente silencio y dejar que quienes han generado el problema arrostren las consecuencias. Pero el partido socialista va a tener pronto la responsabilidad del gobierno de la ciudad y no puede permanecer al margen, más cuando en su programa municipal tiene elaborado un preciso paquete de medidas para impulsar políticas de ocio, propuestas dirigidas primordialmente hacia la juventud y proyectos que tienen como objetivo regenerar el centro de la ciudad. Proyectos para, en definitiva, hacer de Castellón un espacio moderno de convivencia amable, en el que el ocio cooperativo va de la mano con el civismo, el desarrollo de la creatividad y la cultura.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS


¡Qué complicado es este mundo, qué cruel es y qué intrincados son los mecanismos que regulan y dirigen el desenvolvimiento de las sociedades, las economías de los países, de las regiones y de los pueblos; que determinan la vida e, incluso, la muerte de las personas!

¡Quién pudiera disponer de los conocimientos suficientes, tener la capacidad intelectual para manejar las claves de todo este embrollo globalizado!

Comprenderíamos mejor porqué los grandes trusts financieros y las autoridades económicas internacionales permitieron que la burbuja que todos percibíamos y con la que alegremente jugábamos engordara hasta reventar. Entenderíamos mejor cómo este bajón hace posible que la derecha (política, financiera, empresarial) reclame paradógicamente políticas intervencionistas, los sindicatos exhorten a la mejora de la productividad o que gobiernos socialdemócratas como el nuestro lancen propuestas liberales sin perder la perspectiva social.

Vislumbraríamos con más claridad el alcance de los programas multimillonarios que va a poner en marcha la administración norteamericana, o los paquetes de medidas y planes que los gobiernos europeos han aprobado y los que se resisten a consensuar. Y cómo van a incidir todos ellos de forma inmediata y a medio plazo en la recuperación de los maltrechos parámetros, paro incluido.

Nos ayudaría a interpretar convenientemente los efectos que en la enferma economía municipal de Castellón, con su déficit de 100 millones a cuestas, va a producir la inyección del gobierno de Zapatero, aunque a algunos les pese, y que ha obligado al prepotente PP a consensuar con el resto de grupos las inversiones que va a financiar.

Y, también, a calibrar económica, ética y socialmente las propuestas de alcance que nuestro superconcejal Moliner (recientemente ungido sucesor del gran patrón) ha lanzado para la reducción del gasto: drástica eliminación de las felicitaciones de Navidad, de las agendas, de la cena con los vecinos y de los regalos a los munícipes. Todo un alarde, para ver si se olvida lo de las facturas de su pisito en la cuarta planta (*) y lo pagado este último mes en comidas y recepciones para mantener satisfecha a la clientela.

Lástima que no todos arrimen el hombro por igual en estos tiempos duros. Por poner un ejemplo, digo yo, personas tan encumbradas como el exalcalde Gimeno y su asesor Joseti deberían renunciar a sus pingües emolumentos hasta que su proyecto deje de ser una entelequia. Aunque fuera como gesto navideño de caridad cristiana... Así no vamos a ir muy lejos, pues lo que se encoge por un lado, se estira por el otro.

Lo confieso, no alcanzo a entender todo el tinglado, pues, como dicen en mi pueblo, las pequeñas se me van y las gordas se me escapan... También en Navidad.

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(*) Son facturas, dice, de hace tres años, lo que da idea del nivel de eficacia y agilidad de la gestión municipal.

sábado, 20 de diciembre de 2008

'ALL YOU NEED IS LOVE', CONCEJALA


La concejala Carmen Albert necesita un poco más amor, consuelo y mimo. A estas horas la pobre debe andar con el corazón 'rompío' al haber comprobado que su llamada para que 150 personas (solamente 150) se reunieran en la plaza Mayor a tocar con el instrumento que cada cual quisiera el famoso tema de los Beatles ha acabado en fiasco pasado por agua.

Quería reventar el Guinness World Record, forma muy socorrida y casposa de darse notoriedad, pero no de cualquier manera, sino lanzando al viento la conocida proclama de amor. La torre de casi 30 metros construida en Viena con medio millón de piezas del Lego hace un par de meses, o los más de 26.000 kilos de carne comidos recientemente en una sentada por más de 50.000 personas en Paraguay iban a ser superados de un plumazo.

Pensaba en titulares venidos desde los últimos rincones del globo: Castellón obtiene un récord guinness gracias al empecinamiento de su concejala y 150 jóvenes y no tan jóvenes. Y lo que obtuvo fue, mezquinamente, desamor, incomprensión y ninguneo.

¿Las razones? Pueden ser varias además del pertinaz aguacero de la tarde: que el norteño rascaba la oreja y no era momento para músicas, que la basca pasa del inglés (igual que en EpC) y lo que mola es el 'rotllo i canya', que había que prepararse para el Barça-Madrid, o que no se ha enterado porque no le han soplado suficiente...

Desde el ayuntamiento se nos dice que el llamamiento fue a todos los del ramo, banda municipal incluida, pero creemos que si el empeño en el desafío hubiera estado a la altura de la palabrería, si realmente se trabajara con seriedad desde la concejalía, ni lluvia, ni frío, ni fútbol ni nada: cantando todos bajo la lluvia el necesitas amor, en la plaza Mayor o en los pórticos, que para el caso es lo mismo. El mérito habría sido doble, y así se habría reconocido en el premio, porque si verdaderamente todo lo que necesitas es amor, lo demás sobra por superfluo.

Tal ha sido el desencanto que no sabemos si el reto se ha pospuesto o si ha sido definitivamente abandonado. Deseamos, con todo nuestro amor, que algún día lo consiga.

lunes, 8 de diciembre de 2008

LA 'RAYA-BICI', PASIÓN POR CASTELLÓN


No puede entenderse que el concejal de movilidad, o quienquiera que tenga una voz autorizada del Ayuntamiento, no haya salido aún a explicar que eso de la raya verde pintada en las aceras no forma parte del ambicioso proyecto bici-Cas, que debería colocarnos a la altura de las ciudades más comprometidas con el transporte ecológico.

No puede entenderse que, humildemente, no confiese que ha sido una idea peregrina de alguien no muy lúcido que quería con unos cuantos euros dar carpetazo al compromiso electoral de no-sé-cuántos kilómetros de vías para desplazamiento en bici por la ciudad.

Ni puede entenderse que teniendo el equipo de gobierno un concejal profesor de educación física – que algo debe entender del asunto – no advirtiera que era una soberana tomadura de pelo. Quizá será que, como ahora no ejerce y ocupa un puesto indefinido (pero bien apoltronado) para otros menesteres también indefinidos, ni siquiera le hayan consultado.

Para quien no lo sepa, la 'raya-bici' es una línea discontinua (verde, eso sí, que es más ecologista) que discurre por algunas aceras de la ciudad, y que marcan el camino que deben seguir los ciclistas, sorteando árboles, bancos, mesas y sillas de la terraza de algún bar, contenedores de basura, pasando cruces con o sin semáforo... y que comienzan y terminan en un bordillo con un stop pintado, sin más solución de continuidad, invitando a un viaje a ninguna parte.

Una agente de movilidad me dijo, con cierto rubor, que estas vías iban a conectar los puntos de alquiler de bicis, pero que no estaba claro, porque alguna, como la de la acera de la calle Gobernador, era tan estrecha que en algunos puntos no cabía ni la bici. Lo cierto es que aún no he visto a nadie utilizarla, y, para más inri, lo prohíbe expresamente el artículo 121.5 del Código de Circulación.

Poco a poco desaparecerán las rayas, y sólo quedarán, como vestigios permanentes de esta brillante idea, para mayor gloria de los promotores, las plaquitas redondas que ilustran las líneas pintadas, en las que junto a una bicicleta verde se puede leer: “passió x Castelló”