sábado, 26 de noviembre de 2011

CON LA DEPENDENCIA NO SE JUEGA

En la pasada campaña electoral el Partido Socialista intentó – con escaso éxito, sin duda, dados los menguados resultados obtenidos – centrar el debate en las repercusiones sociales que conlleva la puesta en práctica del modelo que se impone desde los planteamientos, políticas y proyectos neoliberales y conservadores. Un modelo cuya consecuencia inmediata y a medio plazo es un evidente deterioro de los servicios públicos que conforman el llamado Estado del Bienestar que tanto nos ha costado conseguir.
Una mayoría aplastante de la ciudadanía ha optado por apoyar las políticas que ponen todo el acento en la contención del déficit, y con él el del gasto público, aunque para ello se recorten servicios básicos esenciales. Quizá no sea muy consciente esa mayoría ciudadana que es muy probable que la derecha española utilice esa contención del déficit para poner en práctica sus políticas de recorte y menoscabo de lo público en beneficio del negocio privado. De ello sabemos bastante en la Comunidad Valenciana, laboratorio de sus ideas.
Sea como sea, creo sinceramente – aunque respetando democráticamente la decisión mayoritaria de las urnas – que se equivocan, que están jugando con fuego, y que las clases populares (no me refiero a las del PP) van a notar en sus carnes el alcance y significado de su opción. Tiempo les ha faltado a los catalanes para apreciar un atisbo de a lo que me refiero.
Me refiero a lo que han significado para muchos, también para mí, como profesional de la educación pública y, sobre todo, como receptor de servicios públicos de atención a la dependencia, estos pilares fundamentales de lo que constituye ese Estado social al que alude nuestra Constitución.
Mis padres han pasado los últimos años de sus vidas en la Residencia pública de la 3ª Edad de Segorbe, su pueblo y el mío. Ambos ingresaron a la vez en el año 2004, después de un largo periodo de espera. Dada su situación personal este hecho fue tan importante para sus vidas y la de mi familia que no encuentro palabras para valorarlo suficientemente.
Han sido siete años durante los cuales he podido apreciar lo que realmente significa este servicio público, la atención dispensada, la profesionalidad del personal, la calidad de sus prestaciones. Durante este tiempo también he visto cómo la situación del centro, que pasó de tener una gestión pública directa a la concertada con una empresa privada, no ha estado exenta de problemas. El más serio de todos, debido a la escasez de plazas públicas en la comarca, la acumulación de ancianos y ancianas con grados de dependencia física y mental cada vez mayor, con el incremento paulatino de necesidades de todo tipo, organizativas, económicas, de personal especializado, de materiales…, que ello conlleva.
Y en los últimos meses, el conflicto larvado que supone la falta de pago de la Generalitat Valenciana a la empresa gestora, con la inseguridad, incluso, del pago de los sueldos al personal.
Sin embargo, todo ello se está supliendo con una gran generosidad y una gran responsabilidad de toda la plantilla, desde el director al último auxiliar, que debo justamente reconocer, ahora que, tras el fallecimiento de mi madre, ha terminado mi relación directa con el centro. Saben unir al ejercicio profesional la estrecha relación humana que requiere este servicio.
En estos momentos difíciles es cuando más necesitan el apoyo de los usuarios. El mío, con todo mi afecto, lo tienen asegurado. Quisiera que mi agradecimiento quedara esculpido en el dintel de su entrada.

sábado, 24 de septiembre de 2011

MÁS DEMOCRACIA

(Artículo publicado el 24-9-11 en el periódico Mediterráneo)

En el acta de la asamblea general de la acampada de Sol celebrada tres días después de las últimas elecciones se recogen las cuatro reivindicaciones fundamentales del Movimiento 15M: “Una reforma electoral encaminada a una democracia más proporcional y a desarrollar mecanismos de participación ciudadana, la lucha contra la corrupción política mediante normas a permitir una total transparencia política, la separación efectiva de los poderes públicos y la creación de mecanismos de control ciudadano para la existencia efectiva de responsabilidad política”.

Son exigencias de un activo movimiento ciudadano a toda la clase política, a la que culpa, sin excepción ni diferencias, del deterioro democrático que padecemos y de la consiguiente desafección que ha producido en amplios sectores de la sociedad. Basta repasar los manifiestos e intervenciones de los líderes en esos días de mayo para comprobar que, incluso, es al Partido Socialista al que dirigen con mayor contundencia sus reproches.

Creo, sinceramente, que este tratamiento indiferenciado ni responde a la realidad ni es justo. Es más, sigue la línea argumental de la estrategia del PP y se alía a sus intereses: “Si todos son lo mismo, ¿por qué señalar a uno?”.

Sé que esta valoración, para muchos ciudadanos impregnados por las consignas del 15M, quedará de inmediato puesta bajo sospecha, sólo por venir de alguien que escribe bajo siglas socialistas. Sin embargo, no podemos renunciar a expresar esta posición, y a refutar con humildad, pero con voz firme, que no todos son iguales, que ni hacen las mismas cosas ni pretenden los mismos objetivos. Menos en cuestiones que tienen que ver con la calidad democrática, la corrupción, el clientelismo y la manipulación política.

Si a los hechos, más que a las opiniones, hemos de remitirnos quiero citar una reciente obra de un equipo de especialistas universitarios nada sospechosos de partidismo, entre los que se encuentra J.A. Piqueras, catedrático de Historia Contemporánea de la UJI: “El secuestro de la democracia”, en la que se analiza con rigor el panorama de corrupción y dominación política de la España actual y, con mayor atención, la situación en la Comunidad Valenciana en esta última década, pues, según sus palabras, “la anomalía valenciana (…) revela la creación de un sistema que descansa en instituciones democráticas y se sirve de mecanismos irregulares – clientelismo, corrupción, política de medios y neopopulismo – para establecer una hegemonía partidista destinada a prolongarse en el gobierno”. Y aquí, sin duda, sabemos el papel que juega cada cual: el del Partido Socialista ha sido el de la insistente denuncia y el de sentirse en muchas ocasiones mero figurante de un juego en el que las reglas las ponen otros.

Por ello, no es de extrañar que asumamos con vehemencia los postulados del acta de la asamblea de Sol, ni que en nuestros programas electorales ni en nuestros documentos de discusión política estos planteamientos y muchos otros de este tenor tengan tanta relevancia. En nuestro Programa Municipal, cuya elaboración fue muy anterior a los movimientos de mayo, ocupaban un lugar destacado y, bajo el título “Otra formar de gobernar: austeridad, rigor, transparencia, participación”, se desgranaban principios y propuestas como ésta: “…se hace ahora aún más necesaria la puesta en marcha de otro modelo, como el que proponemos, que no es patrimonio de una determinada ideología política, sino, simplemente, está al servicio de la ciudadanía para que, de manera honesta, abierta y transparente, se gestione eficazmente el dinero de todos….” O esta otra: “…los socialistas creemos en la participación democrática, porque estamos convencidos que esta participación es la que garantiza gobiernos de calidad…” O esta: “…la regeneración democrática de la vida pública y de sus agentes exige de un nuevo compromiso con la transparencia de la gestión, para que la ciudadanía conozca pormenorizadamente cuáles son sus propósitos, cómo los consiguen y cuáles son los resultados…”. Además, hacíamos público e instábamos al resto de fuerzas políticas a asumir un Manifiesto y un decálogo de compromisos para la regeneración ética de la política, entre cuyos principios se incluía, por ejemplo, la necesidad de apartar de la vida pública a aquellos que son imputados por la Justicia.

Y, más cerca en el tiempo, en la Conferencia Autonómica celebrada el pasado fin de semana se debatieron e impulsaron multitud de propuestas para el programa de las próximas elecciones generales, entre las que conviene destacar algunas de las que se recogen en el apartado ‘Más democracia’: la reforma de la Ley Electoral para impulsar las listas abiertas o la elección directa de los alcaldes, la rebaja de la edad mínima para tener derecho al voto, la regulación de la influencia de los grupos de presión, el impulso de una ley de eficacia, responsabilidad y transparencia en la gestión de los recursos públicos o el refuerzo de las medidas administrativas y penales contra la corrupción política.

Estos son hechos, objetivos y propuestas. Frente a la mediatización de la política por los llamados “mercados financieros”, más política, pero de otra manera, con nuevas formas de expresión, más control y transparencia. En definitiva, más democracia.

sábado, 17 de septiembre de 2011

2003: ¿DÓNDE ESTABAN?

(Artículo publicado en 'Levante de Castellón' el 16-09-11)

La sociedad valenciana en su conjunto, sus máximos representantes institucionales, el empresariado y todos los partidos políticos valencianos estamos, en estos tiempos inciertos, apostando fuerte por que se haga realidad en un futuro no lejano el Corredor Mediterráneo, un elemento estratégico de desarrollo de capital importancia.

Por fin parece que todos estamos remando en la misma dirección, y todo son parabienes – sin duda merecidos – a las acciones que en este sentido se realizan desde el Palau de la Generalitat. Todas son necesarias, también las que se promueven desde otras comunidades del arco mediterráneo, habida cuenta de las dificultades que el empeño conlleva, financieras y políticas, para que la Unión Europea haga suyo el proyecto y permita su ejecución prioritaria.

Uno de estos escollos, quizá el más importante, tiene una fecha de origen: el año 2003, cuando el gobierno de Aznar, con Rajoy como vicepresidente, movió todos los resortes para que la Unión Europea aceptara el Eje Central como prioritario, borrando del mapa los periféricos. España era, según el ideario del PP, el centro y alrededores y, por supuesto, nada de ejes que olieran a pancatalanismo. A ello dedicaron todos sus esfuerzos, con la comisaria europea Loyola de Palacio a la cabeza. Y lo lograron.

En aquel verano del 2003 en Les Platjetes de Orpesa se cocían los grandes temas políticos del momento, entre partidas de pádel, cenas a la luz de la luna mediterránea y corrillos donde se reían las gracias y chistes de unos y otros. Allí también acudían – cómo no – Carlos y Alberto Fabra, y el empresariado de la provincia, pero a nadie se le oyó una palabra sobre la importancia para nuestro futuro de este corredor litoral. ¡Cómo atreverse! A pesar de que sus tácticas populistas les han llevado a utilizar el victimismo y la confrontación territorial como arma política, les pudo la sumisión, porque a lo mejor en esos momentos sus intereses eran más prosaicos. No se les ocurrió, por supuesto, montar una cumbre de alcaldes ni aprovechar algún acto multitudinario tan al uso para reclamarlo con sólidos argumentos. Se perdió la gran oportunidad, porque era el momento. Y se han perdido irremediablemente ocho años.

Afortunadamente, desde el comienzo de su andadura el nuevo gobierno de Zapatero fue sensible a este planteamiento que superaba la vieja tradición centralista y apostó por el nuevo corredor que, junto con el cantábrico, debía garantizar un correcto mallado de la red. Pero había que compatibilizarlo con el recién aprobado por las autoridades europeas. Difícil papeleta, que ha necesitado de una dura y sostenida gestión, pero estamos a punto de lograrlo. Una gestión que ya lleva invertidos 8.400 millones de euros en estos últimos siete años, y que ha supuesto la inversión de 1.684 millones en el corredor ferroviario. El propio ministro Blanco ya presentó hace unos meses en Barcelona el plan de actuación. El proceso de revisión del RTE-T (Redes Transeuropeas de Transporte) cuenta con un proyecto integral, con plazos y presupuestos, para que el Corredor Mediterráneo esté plenamente operativo en el 2020.

Sin embargo, nuevos nubarrones se ciernen sobre el proyecto, tan negros que pueden hacerlo fracasar una vez más. Rajoy vuelve a sus planteamientos de 2003 y calla ante el boicot que están impulsando los presidentes autonómicos del centro: Cospedal, Aguirre, Rudí, Monago… todos del PP. No se decanta, pues no en balde estamos en periodo preelectoral.

Esta tensión interna es la que debe superar Alberto Fabra y en sus manos está demostrar que ha cambiado su silencio y conformismo del pasado. Sin aspavientos ni discursos hueros al estilo de su antecesor; más bien con firme carácter reivindicativo, sólidos argumentos y ejercicio de liderazgo.

No lo tiene fácil, hay que reconocerlo, pues su primer encuentro con Rajoy ha sido baldío. Necesita reforzar su capacidad de actuación, que debe demostrar, sobre todo, ante sus compañeros de partido. No caben, como decía el propio jefe del Consell en la cumbre del mes pasado, “dudas ni lenguajes poco claros”, sino la “seguridad y certeza de que lo vayamos construyendo en el futuro sea lo prioritario”. A eso nos apuntamos.

miércoles, 3 de agosto de 2011

PERSONAS Y POLÍTICAS


Durante las últimas semanas se han producido en nuestra sociedad una serie de acontecimientos políticos provocados por el más largamente esperado e insistentemente reclamado: la dimisión de Camps. Hechos que han tenido una repercusión mediática de nivel nacional, que ya han sido objeto de análisis en numerosos cenáculos y medios de comunicación y lo seguirán siendo en los próximos meses coincidiendo con la próxima confrontación electoral. Pasada ésta, es más que probable que el señor Camps caiga en el olvido, por el bien de todos y, especialmente, del propio partido al que pertenece.

Sin embargo esta dimisión forzada del presidente Camps, el relevo del alcalde de nuestra ciudad Alberto Fabra en su sucesión y, siguiendo la cadena de efectos, la designación de Alfonso Bataller para ocupar el sillón vacío de la alcaldía tienen una innegable trascendencia para los de la Plana. Y puestos a valorar, ya que se abre un nuevo panorama político que anuncia una nueva etapa, vale la pena destacar algunos puntos.

Primero, tenemos que dejar claro que la renuncia del señor Camps a presidir la Generalitat Valenciana significa el reconocimiento político de su responsabilidad en unos hechos denigrantes repetidamente negados, hechos que han atentado muy gravemente contra la honorabilidad del máximo representante institucional de los valencianos. Por tanto, sólo cabe la acusación política de la tardanza en la toma de esta decisión, resuelta únicamente en clave personal y partidaria, y de la connivencia – activa o pasiva – de Rajoy por permitirlo.

Segundo, que cabe valorar positivamente la designación del hasta ahora alcalde de Castellón para desempeñar la Presidencia de la Generalitat, a la vez que hay que desearle un exitoso trayecto en su cometido. Es un hecho que, al margen de otras consideraciones, enerva el orgullo de los castellonenses, tan ajado por tantos fiascos: aeropuerto sin aviones, oposiciones masivas con cierto tufillo malsano, las peripecias de nuestro club albinegro...

No obstante, trae a colación otras reflexiones:
Una de ellas, que no deja de sorprender que un político que ha destacado por su grisura e ineficacia en la gestión municipal, con proyectos olvidados, promesas incumplidas, caos urbanístico y finanzas desastrosas, sea el designado para superar la grave situación que atraviesa nuestra administración autonómica. Otra, y ligada a la anterior, que resulta paradójico que tengamos los castellonenses que reivindicar a partir de ahora los proyectos no ejecutados por la Generalitat a quien hasta hoy mismo ha permanecido sospechosamente dócil y entregado a las altas instancias valencianas. Y otra más, que no debe olvidarse que, más allá del cambio de nombres, la causa de la renuncia no es más que un aspecto menos grave del que late en el fondo como sustrato de malas prácticas políticas, éticas y penalmente castigables, uno de cuyos focos está centrado en personas y empresas de nuestro entorno castellonense. El tiempo dirá el alcance de las tramas de corrupción que se están investigando, pero es el caso que políticos relevantes de Castellón están en tela de juicio y empresas que son las grandes beneficiarias de la gestión municipal – de la que Alberto Fabra ha sido el máximo responsable – ocupan puestos destacados de la trama investigada.

En cuanto a la nueva organización municipal con Alfonso Bataller como alcalde, hay que exigirle una nueva forma de entender la política municipal, más participativa y consensuada, con una gestión rigurosa y transparente, para resolver los graves problemas que padece nuestra ciudad, con la superación de los efectos de la crisis como objetivo de urgencia.

Nuevas caras, nuevos nombres. Esperamos, también, nuevas políticas.

sábado, 9 de julio de 2011

CARTA ABIERTA A PEP GRAU

(Artículo publicado en el diario Mediterráneo el 09-07-11)

¿Cuál es tu error, amigo Pep? ¿Cuál es tu error, el mío y el de algunos que contigo hemos transitado por el partido? Creer que en él se puede hacer política, por encima y al margen de intereses personales.

Hemos de concluir, tras lo vivido recientemente, que es prácticamente imposible. En ocasiones parece que estemos en un circo donde los trapisondistas, mercenarios y fulleros tienen el campo abonado y una clac dispuesta ciegamente a aplaudirles por intereses familiares, de tribu. No hay argumentos, no hay discurso ni comunicación. Es duro reconocerlo, pero es así, o así lo percibo yo. La conjura del sábado contra ti, muchas veces más como persona que como representante de una ejecutiva, así se me manifiesta. Era la ocasión propicia para pasar (pasarte) todas las facturas, las tuyas y las ajenas; las recientes y las antiguas. El resultado electoral y las consecuencias posteriores era lo de menos; sólo la excusa para disponer el espectáculo.

Porque, ¿se cuestionaba que Calles ya no fuera el portavoz o el candidato? ¿Podían hacerlo aquellos que lo han impugnado permanentemente? ¿Se dudaba de la necesidad de no transigir en el chantaje de la “salida digna”? No. Se arremetía contra una manera de hacerlo impropia de este partido: con criterios políticos y sin pasteleo. No se te puede perdonar, entre otras cosas, que te hayas dejado secuestrar por los que no tienen tu ADN.

¿Cómo se puede aludir a aquello de asumir responsabilidades por los pésimos resultados electorales si la mayor parte de los que lo hacen no sólo no han dado un segundo de su tiempo sino que se han dedicado a torpedear el trabajo de los demás? ¿Cómo entender que personas que desde hace años no se acercan por el partido se conciten en la función del sábado? ¿Cómo entender determinadas ausencias? No voy a decir nombres, pero no me voy a olvidar de ninguno. Si unos, con mejor o peor gracia, se encargaban de poner en escena la estrategia, los otros quedaban al acecho para avalarla.

Tú lo dijiste muy claramente en tu discurso. Pero discurso forjado en el error que aludía al principio: basado en razones políticas para un público que no había venido a escucharlas. ¿Quién entró a rebatir los argumentos presentados sobre la necesidad imperiosa de renovar el liderazgo del grupo municipal y a su candidato? ¿Quién puso en entredicho las graves acusaciones de lo ocurrido en la campaña cuyas consecuencias van a ser costosísimas? Incluso el propio coordinador se negó a debatir sobre el asunto. No era, dijo alguien, un tema de fondo, sino de formas y tiempos. El fondo era el derribo de la ejecutiva, aprovechando la forma y el tiempo.

La forma, una asamblea de valoración de gestión sobre la que no había obligación formal en celebrarla, pero que por coherencia política debía producirse. El tiempo, igualmente, podría haberse dilatado, dejando que la herida se fuera suturando con el calor del verano. Pero la coherencia política aconsejó actuar sin demoras.

Acabada la función, hay que sacar conclusiones y actuar. Conclusiones que deben extraerse tanto del resultado de la votación como del desarrollo de la representación. Por mi parte, instalado en ese error de creer en la posibilidad de la política, la conclusión es que esta ejecutiva, contigo a la cabeza, dispone de fuerza para seguir adelante. Porque hay un proyecto coherente frente a un modelo absurdo y caduco.

Si a la valoración de lo ocurrido en su transcurso nos atenemos, sólo cabe decir lo que ya te anuncié: la dignidad personal, que es el bien político más preciado, debe estar por encima de todo. Por esa dignidad mancillada pueden cortarse algunos lazos, pero los que queden serán más fuertes.

Las actuaciones consecuentes a esta valoración las dejo a tu buen saber hacer. Sé que intentarás, desde el error de la coherencia política, buscar lo mejor a la situación que pasamos y reemprender la marcha. Y sé que en este proceso te vas a volver a dejar jirones de tu bondad por el camino.

Sabes que siempre estaré a tu lado, por amistad y por ser cómplice en ese error. Un abrazo muy fuerte.

viernes, 10 de junio de 2011

¿POR DÓNDE EMPEZAR?

(Artículo publicado en el periódico Levante de Castellón el 10-06-11)

En unos pocos días va a comenzar su andadura un nuevo ciclo municipal en el Ayuntamiento de Castellón, con un gobierno del Partido Popular que ha recibido un sustancial y mayoritario apoyo de la ciudadanía. Mal que nos pese, es éste un reconocimiento obvio, pero necesario. Y lo va a hacer sin que sepamos ciertamente qué va a hacer, cuáles son sus proyectos, cuáles son sus prioridades; no en vano plantearon los recientes comicios teniendo como único referente el gobierno de Zapatero. Nada trascendió de su programa electoral.

Sin embargo, sí conocemos sus modos y maneras de gestionar, los que han llevado a nuestro ayuntamiento a una situación financiera de bancarrota. El adjetivo no pretende ser demagógico ni superlativo: es, simplemente, la sangrante constatación de la realidad, cuyas consecuencias las pagamos todos los ciudadanos.

El Ayuntamiento tiene en estos momentos una deuda viva oficial de 107 millones de euros, un 40% más que hace dos años. Una deuda a la que deben sumarse otras no menos reales porque hay que pagarlas, de 33 millones a corto plazo y de 6,5 millones pendientes de pagos a proveedores. Esta deuda supone más del 60% del presupuesto municipal, que ascendió en el pasado año a 183 millones de euros.

La situación financiera es claramente desastrosa: cada día nuestro Ayuntamiento – o sea, todos los y las castellonenses - debe pagar bastante más por los intereses de lo que debe que lo que ingresa, y eso que la subida de impuestos en los últimos años no ha tenido parangón.

No vamos a insistir en las causas de tamaño despropósito. A pesar de la consabida cantinela de que la culpa viene de Madrid, sabemos que tienen un origen mucho más cercano: la caída de la actividad productiva, lo que mermó la capacidad recaudatoria; la asunción de deuda de la Generalitat, el parón que supuso la anulación del PGOU; la realización de determinados proyectos de envergadura sin la cobertura precisa… No entramos en los gastos innecesarios o los dedicados al autobombo, que han sido muy importantes.

Nos preocupa sobre todo cómo va a acometer el nuevo equipo esta situación, pues a pesar de las buenas palabras y consignas de Rajoy, no vemos intención clara de que vayan a ser aplicadas a nuestra economía municipal. Y, por otra parte, ¿cómo va afrontar las necesarias políticas activas que cooperen en la creación de empleo si antes no sanea su situación financiera?

¿Por dónde empezar? No es una pregunta retórica. Creemos que situación tan apremiante requiere de un pacto de todas las fuerzas políticas del consistorio que permita a su vez un más amplio acuerdo con los representantes sociales, en el marco del Consejo Político y Social de la ciudad. Y creemos que el equipo de gobierno debe acometer sin dilaciones los planes de saneamiento financiero y de control presupuestario aprobados por el Ayuntamiento.

Representantes del grupo municipal socialista ya lo han anunciado: estarán, si así sucede, apoyando dicha acción que pasa, entre otros menesteres, por reclamar de la Generalitat el reintegro de las inversiones realizadas en la ciudad y costeadas por el Ayuntamiento.

Y pasa, también, por lo que pusimos en negro sobre blanco en nuestro programa electoral: apuntábamos la necesidad de realizar un diagnóstico pormenorizado de las finanzas municipales y elaborar un plan de choque de saneamiento financiero, que conllevará ineludiblemente, la refinanciación de la deuda, la reducción drástica de los gastos - sin que se menoscaben servicios esenciales a la comunidad y los programas sociales y educativos -, la mejora de la gestión de los ingresos - con la congelación real de los impuestos municipales - y la racionalización de las estructuras y modos de gestión.

Todo un reto para empezar a andar.

COSAS DEL QUE ATISBA EL FINAL DE UNA ETAPA

MI MAESTRO

Don Salvador se llamaba, don Salvador para todos,
en el parque y en la escuela, en la calle y en el coso,
él tenía muchos años, yo unos pocos.

Recuerdo su traje gris y mis pantalones cortos,
su camisa siempre blanca, las mías con algún roto,
a pesar del frío invierno, no llevaba guardapolvo.

Su blanco pelo ondulado, y mis rizos revoltosos,
sus manos elocuentes, grandes; cortezones en mis codos,
su cálida mirada azul, la curiosidad en mis ojos.

Su palabra sabia y recta, en la forma y en el fondo,
su letra redonda y clara, sobre el encerado fofo
y en la esquina de su mesa el enigmático globo.

Le recuerdo corrigiendo mis cuentas y mis esbozos
y cómo nos explicaba las guerras contra los moros,
la vida de las abejas, lo enorme que es el cosmos.

Cuadernos de redacción, la vida de san Isidoro,
nos leía poesía con la frescura de un soplo,
nos hablaba de valores, de justicia sobre todo.

Cuando entrábamos en clase se acababa el alboroto,
pero el patio era de juego, al burrico y al birlocho.
Y a la hora del recreo, el cazo con leche en polvo.


Medio siglo es mucho tiempo.

Ahora que mi trabajo de maestro se va yendo poco a poco,
entre escuelas, aulas, alumnos, mil imágenes de rostros,
una se ilumina más, fugazmente, como un rescoldo,
la de mi maestro de quinto, don Salvador, ¡qué maestro!