miércoles, 13 de octubre de 2010

LAS ENCUESTAS SON PARA INTERPRETARLAS


No todas, por supuesto. Las hay – como algunas pagadas por los partidos para darse autobombo o generar opinión - , que la interpretación de sus resultados ha sido pactada en el contrato y, por tanto, sobran las especulaciones.

Otras, no: se las supone serias y sin sesgos espurios, y sus resultados merecen una cierta atención. Una de éstas es la última del CIS, que ofrece un repunte en la preocupación por el paro como principal problema de nuestra sociedad y una bajada de intención de voto al PSOE mientras la del PP se mantiene intacta, lo que da una diferencia de un 13% a favor del partido de Rajoy. Es el precio que tiene que pagar un gobierno cuando toma decisiones muy difíciles para salir de una situación de crisis como la que estamos padeciendo. Esperamos que los signos de la recuperación sean lo suficientemente visibles para que la sociedad valore en su justa medida, antes de la próxima confrontación electoral, que los esfuerzos no han sido en vano. Además, la reciente remodelación del equipo de gobierno va a suponer un revulsivo que la sociedad no dejará de percibir, y la estabilidad conseguida gracias a los pactos con otras fuerzas parlamentarias van a dar un plus de credibilidad que, sin duda, será valorado positivamente en próximos sondeos.

Otra muy interesante es la publicada el pasado 10 de octubre por uno de los diarios nacionales de mayor tirada con ocasión de la celebración del Día de la Comunidad Valenciana y realizada por Metroscopia sobre las cuestiones políticas de mayor calado para los valencianos. Tiene, sin duda, suficientes garantías de rigor en sus resultados y merece interpretarla con cierto detenimiento e, incluso, especular con alguno de ellos. El diario ya resaltaba las valoraciones más significativas, que nos atrevemos a resumir:

La primera, la opinión casi unánime de la sociedad valenciana sobre la necesidad de que la Generalitat haga algo ante la situación económica y la elevada tasa de paro: le reclama que deje de mirar hacia otro lado y le exige un plan de choque. Los encuestados parecen no saber que al gobierno del PP en la Generalitat le vienen muy bien los datos del paro, siempre que pueda endosárselos en el debe del gobierno de Madrid. La encuesta del CIS lo corrobora.

Otra interpretación reveladora, al hilo de la anterior, se refiere a la sensación de parálisis que se tiene del Consell, de la bajísima valoración de sus responsables, de la ínfima puntuación de la gestión de la Educación y de su conseller, Font de Mora. Es, con mucho, el servicio con mayores deficiencias.

Como tercer dato, el aumento significativo de la apreciación de la corrupción como un problema al alza de nuestra sociedad. Un problema que, lejos de amainar, cuenta cada día con nuevas tramas, como la que parece vislumbrarse en la conselleria de Rafael Blasco y las subvenciones millonarias a ciertas fundaciones.

Pero, con todo, las interpretaciones anteriores, de carácter general, no añaden nada que no se supiera de antemano. Sólo dan credibilidad a otras cuestiones de la encuesta cuya valoración tiene más interés por cuanto se refieren a un ámbito territorial menor, a nuestra ciudad y provincia.

Entremos a especular mínimamente sobre los porcentajes de conocimiento y las valoraciones que los encuestados otorgan a nuestros líderes locales, pues van a ser protagonistas dentro de unos meses en una nueva contienda electoral. Se trata de inferir, pues los datos de la encuesta no están territorializados provincialmente. Pero partiendo de la distribución de la muestra utilizada (1000 encuestados, de los que 300 eran de Castellón, 300 de Alicante y 400 de Valencia), nos permiten realizar esclarecedoras interpretaciones nada aventuradas. Veamos el caso:
El porcentaje de conocimiento por los encuestados del candidato socialista y actual portavoz municipal Juan María Calles es el 11%, es decir, que de las 1000 personas encuestadas, solamente saben quién es 110. Pobre resultado, se pudiera decir; pero si valoramos este dato sabiendo que con toda probabilidad casi todas son de Castellón (el grado de conocimiento de Calles fuera de su ámbito de actuación política debe ser ínfimo), el porcentaje se eleva a más del 30%, lo que indica un nivel de conocimiento nada despreciable.

No ocurre lo mismo con su oponente y actual alcalde Alberto Fabra, que muestra un porcentaje de conocimiento del 54%. Con dos periódicos locales a su disposición, una televisión local y las autonómicas a su servicio, no es de extrañar que el grado de conocimiento de su persona por los castellonenses sea superior al 80%, lo que eleva el porcentaje para los del resto de valencianos al 40%.

No queda la cosa aquí. La clave nos la da la valoración que de unos y otros otorgan los encuestados a diversos políticos valencianos. La de Calles, en alza, supera con creces la media de los valorados, mientras que las de los Fabra, Alberto y Carlos, los sitúan en los dos últimos lugares de la lista, con puntuaciones que causan rubor, a pesar de los homenajes y demás parafernalias.

Podrá decirse que es una interpretación sesgada, pero la gente los conoce, ¡vaya si los conoce!

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